Archivo de la etiqueta: Pescado Rabioso

Celebrar la música

Soy un convencido de que todos somos increíbles en algo. Que existe una habilidad en la cual nadie puede igualarnos. El problema radica en que nosotros, simples mortales del montón, pasamos la vida entera buscando ese algo, ese qué. Ellos, en cambio, los fuera de serie, caminan de la mano de su don supremo desde que asoman a la vida. Y así transitan por ella. Uno de esos tipos fuera del molde que todo contempla, lejos de los cánones de lo que se debe hacer y lo que se debe ser fue Luis Alberto Spinetta. Escribir un libro de aciertos del flaco sería reducir su obra a letras. Sintetizarlo en un renglón sería, tal vez, minimizarlo.

Para dolor de todos quienes supimos nutrirnos de sus acordes, Spinetta murió en febrero. Desde ese momento la RAE está en falta por no haber reformulado el significado de la palabra vacío.

Es abril, hace frío en Plaza Italia, el sol se escondió hace horas y soy una más de las 100 mil personas que contemplan en silencio al gran Pedro Aznar, que eligió esa fecha para celebrar la música de Spinetta. Esa es la clave del concierto: celebrar. La música de Spinetta no se tributa, no se homenajea, no se reversiona. Se celebra.

Llego cinco minutos tarde. Pedro hace sonar las últimas estrofas de Tema de Pototo y el público se deshace en aplausos. Entiendo entonces que es ese un aplauso para Luis que todos llevaban guardado desde febrero. Me sumo. Y el ex Serú Girán nos convida con una interpretación demoledora de la Cantata de puentes amarillos. Si existe un rincón en el universo -y yo sé que existe- en donde Luis escuche lo que está ocurriendo, en ese rincón hay aplausos. De ahí en adelante se suceden un sinfín de momentos emotivos: Dulce tres nocturno, Todas las hojas son del viento, Los libros de la buena memoria, Cementerio club, Sexo, Blues de Cris, Barro tal vez, Durazno sangrando, Todos estos años de gente, Quedándote o yéndote. Y más.

Aznar no está solo. El cómplice de la noche perfecta para celebrar a Spinetta es nada menos que Héctor ‘Pomo‘ Lorenzo, compañero de las aventuras del flaco en Spinetta Jade, junto a Andres Beeuwsaert, soldado de la primera fila de Aznar y la colaboración de Roxana Amed en Barro tal vez y Durazno sangrando.

Promedia el recital. No es la primera vez que doy un giro de 360 grados para contemplar qué pasa mientras la música ocurre. Me emociona verme rodeado de tantos jóvenes, de tantos mayores, de tanta gente tan distinta, demostración -una vez más- del poder de la obra de Luis. Trascendental, superadora.

“Esta no la voy a cantar yo, cántenla ustedes para que Luis la escuche”. Así, Aznar propone que seamos nosotros y no él quién le cante una vez más al ídolo porteño. Y todas las almas presentes, con mayor o menor pericia, nos dejamos llevar cantando Muchacha, ojos de papel. Y me cuesta ver mientras lloro. Y mientras lloro me sonrío. Son ese tipo de lágrimas que no angustian, sino que llevan paz consigo. Y me dejo llevar. Y le pido que no hable más, muchacha, corazón de tiza. Porque cuando todo duerma, le robaré un color.

Pedro Aznar – Puentes amarillos | Aznar celebra la música de Spinetta | Plaza Italia, Buenos Aires | 29 de abril de 2012.

Deja un comentario

Archivado bajo Luis Alberto Spinetta, Música, Pedro Aznar